Apéndice 21 Discurso pronunciado en Valcheta, por el Presidente doctor Figueroa Alcorta inaugurando el primer ferrocarril patagónico. “Señores: Treinta años atrás los territorios australes de la República estaban en realidad fuera del dominio positivo de nuestras leyes. Nos pertenecían política y geográficamente, pero la sanción efectiva de nuestro derecho se hallaba hasta entonces limitada y detenida por múltiples barreras que parecían infranqueables. Reinaba aquí el cacicazgo aborigen como señor absoluto del desierto; en los páramos desolados de estos campos inmensos, se organizaba periódicamente la horda salvaje que interrumpía traidora y llevaba la depredación y la muerte sobre las poblaciones y estancias fronterizas, para retirarse a devorar el producto del malón allá en el fondo de la soledad lejana, y repetir el asalto invasor tantas veces cuantas lo determinasen el instinto y la voracidad de la tribu. Nuestra línea militar de fronteras tenía apenas el poder relativo de contener las tolderías en el enorme radio de su acción devastadora, y ese mismo dique, insuficiente e inestable, sólo mantenía a costa de los grandes sacrificios y heroicas abnegaciones en el fortín de guarnición fronteriza. Aventurarse más allá de cierto límite en la soledad inescrutada (sic), era buscar el naufragio en la landa inhospitalaria de las “tierras malditas”, o caer en la emboscada del aduar que en una o en otra forma retiene para siempre lo que atrapa su garra. Un día sin embargo, el paciente guardián que por tan largos años había contenido el avance del indio salvaje sobre el territorio conquistado al trabajo, acrecentó sus medios de actuación reforzó sus elementos, sus fuerzas, trazóse un plan, avanzó resueltamente, y el brazo vigoroso del ejército argentino develó para siempre el misterio del desierto patagónico. Aquella operación militar de trascendencia tan múltiple para los bien entendidos intereses económicos y políticos de la nación, tuvo en el doctor Alsina su precursor clarividente, en el presidente Avellaneda su impulsor más eficiente y decidido, en el general Roca el pensamiento y la acción directiva que dio cima a la grande obra, y fijó definitivamente la línea de la frontera Sur de la República. Rindo en esta ocasión el honor debido a las iniciativas y esfuerzos patrióticos consagrados a la realización e aquella empresa, que nos permite emprender hoy con éxito la conquista definitiva la que sella su dominio con el acero del riel, la que fecundiza la tierra por el trabajo y abre nuevos horizontes a la grandeza del país. Señores: Examinado en detalle nuestro desenvolvimiento progresivo como entidad económica y política, parece fundada en la verdad la opinión de que progresamos a saltos, irregularmente, por impulsiones y espasmos arbitrarios; pero el cuadro completo, el conjunto total de las jornadas ganadas al progreso general de la Nación demuestran que el crecimiento se opera bajo el régimen normal de las leyes naturales de la evolución, y que las sinuosidades de la línea recorrida no han desviado su dirección ascendente. En el caso actual, de esta obra de gobierno que se propone impulsar hacia el trabajo y la producción una región considerable del país, no faltan modos de ver que consideran prematura la empresa, mientras el criterio opuesto señala el retardo con que respondemos al llamado de estos grandes intereses. En mi concepto, la disidencia se concilia en el término medio antes referido, considerando que hemos llegado oportunamente, ni más tarde ni más temprano, cuando esta obra no menoscaba de las del resto del país sino que complementa, cuando la expansión misma de nuestros adelantos han determinado la necesidad correlativa de una amplitud mayor en los factores fundamentales del desarrollo, y en fin, cuando la situación general en lo político y económico, permite e indica el estudio y la adaptación efectiva de un plan tan vasto en sus diversos aspectos, como el de la ley que tiene su principio de ejecución en la línea férrea que inauguramos. El pensamiento trascendental de gobierno que informa la ley aludida, inicia su realización con esta obra bajo una sola de sus fases la que empieza por establecer el contacto de estos lejanos territorios con sus propios centros de población, en primer término, y luego con los mercados exteriores e internos que demanden la variada producción de que la vasta región es susceptible. A medida que las vías férreas proyectadas se construyen y las tierras valorizadas por ese hecho se entreguen al esfuerzo y la explotación de la industria privada, y se establezca la corriente inmigratoria que ha de resolver con el problema de la población el de la evolución y desenvolvimiento de la riqueza de esta gran zona, vendrá también la navegación regular de las costas del sur, la rectificación y canalización de los grandes ríos, y el aprovechamiento de sus corrientes caudalosas, que hoy inundan y devastan las comarcas que mañanas fertilizarán con el río, para servir todavía de “caminos que andan” a la misma producción obtenida con el fecundo concurso de sus aguas. El plan trazado estará en tal caso en plena realización de sus propósitos económicos, y entonces el ideal político de la ley empezará a cumplirse como una consecuencia fortuita e inmediata, pues la suma de los intereses creados, los centros de población que surjan por la condensación natural de los núcleos establecidos, y en fin la evolución lógica de todos los factores de la riqueza y el trabajo, habrán constituido en conjunto la base de la entidad social y política del estado autónomo que la Constitución establece como consagración futura de los actuales territorios. Que tanto honor refleja sobre su iniciador, el señor ministro Ramos Mexía, a quien he visto luchar infatigable y vencer los obstáculos que cerraban el paso a la ley proyectada – este programa, decía no se limita en sus alcances presentes y futuros a los resultados generales que le son inherentes por su naturaleza; estos ferrocarriles vienen aquí a hacerlo todo, desde la ocupación efectiva y población de la tierra, hasta la habilitación de los puertos, el desenvolvimiento de los centros poblados, el desarrollo de las industrias fundamentales, el transporte de los productos, el despertamiento, a la actividad y la vida, determinando a la vez que podemos considerar como la conquista general de estos territorios, que por causas y circunstancias complejas, tienen al presente una orientación económico-político en desviación notoria del eje y centro de nuestra economía nacional. Iniciamos, pues, señores, la tarea que ha de cimentar en un cercano porvenir, sobre esta región hoy yerma y desolada , el florecimiento de nuevos factores de prosperidad con que el país acrecentará el ya cuantioso haber de su progreso ; y cuando en el término relativamente breve que requiera la gran empresa , se manifieste en los frutos el pensamiento y la obra de gobierno que han levado a la vez sobre los territorios del Chaco y la Patagonia la acción eficiente y real de estos elementos de transformación civilizadora, podremos afirmar con satisfacción legítima que el país ha conquistado nuevos blasones para su escudo forjado en la paz y el trabajo. La circunstancia feliz de que inauguramos el primer ferrocarril colonizador de la Patagonia el año de la gloriosa centuria de nuestra emancipación política, excusará acaso el optimismo con que percibimos la visión del porvenir a través de estas iniciativas de progreso. Yo veo en este Sur, que la leyenda presentó tétrico y estéril, la plataforma de grandes centros de civilización y de riqueza; veo nuestra ciudades australes significando con su opulento florecimiento el generoso tributo rendido al trabajo por un suelo apto a las múltiples aplicaciones de la industria humana; Veo nuestra costa atlántica, con sus grandes puertos abiertos a todas las banderas, surcada por naves de todas las naciones al servicio del comercio de intercambio de cuantiosos productos; veo aquí el predominio futuro de una raza selecta, aleación proveniente vigorizada en el esfuerzo conquistador de la tierra y del mar, templado su organismo en el recio ambiente de esta latitud, e instituidas sus energías morales en el ejercicio de los principios de libertad que informan el credo político de nuestras instituciones; y veo en fin, como lógico corolario de esta perspectiva de prosperidad y de progreso, en la que predomina un criterio de previsión por sobre las idealidades de anhelo patriótico –Veo la nación en las culminaciones de su evolución total, fuerte y grande por su poder y su civilización en marcha hacia el ideal de sus destinos históricos. Señores: bajo el auspicio de estos votos íntimos, con los que me hago intérprete de las aspiraciones más legítimas de mi país – declaro inaugurada la sección inicial del primer ferrocarril patagónico del estado.” 11-8-15 |
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Capítulo 4
La red Patagónica de trocha ancha
del FCE
Guía al sitio
Páginas fundamentales
Resumen •
De San Antonio hasta Bariloche •
Las máquinas de la línea a Bariloche •
Vagones y coches del ramal a Bariloche •
Más fotos entre Bariloche y Viedma •
Las máquinas de Comodoro Rivadavia •
Más fotos entre Com. Rivadavia y Sarmiento •
Las máquinas de Pto. Deseado •
Más fotos entre Pto. Deseado y Las Heras •
Más fotos entre Pto. Deseado y Las Heras 2 •
Apéndices
3 Detalles de la ruta a Bariloche •
4 Detalles de la ruta de Com. Rivadavia •
5 Detalles de la ruta de Pto Deseado •
6 Lista de las máquinas del ramal a Bariloche •
7 Lista de las máquinas del ramal de Com. Rivadavia •
8 Lista de las máquinas del ramal de Pto Deseado •
11 Planos de las estaciones de la línea de Pto Deseado •
15 Reglas en el itinerario de 1960 •
16 Construction report 1912 A •
17 Construction report 1912 B •
19 Telegrama tratando de trabajadores •
21 Discurso del Presidente Alcorta •
22 Decreto tratando de las compra de rieles •
23 Decreto tratando de la compra de vagones •
24 Sumario del informe de Bailey Willis •
25 Propuestos antiguos para la Patagonia •
26 Progreso hacia Bariloche 1926 •
28 Informe tratando de la reestructuración 1953 •
29 El accidente en Neneo Ruca •